Nacimiento del blog

Abrimos hoy un espacio nuevo de reunión de las gentes de Fuentes donde esperamos vuestros comentarios, fotos, anécdotas.....
Bienvenidos.


martes, 17 de noviembre de 2009

EL ANECDOTARIO EN BLANCO Y NEGRO

EL ANECDOTARIO EN BLANCO Y NEGRO.

Por el título, más o menos os podéis imaginar lo que pretendo en esta entrada, no obstante trataré brevemente de explicarme.
Es frecuente en todas las reuniones, tertulias y concentraciones de amigos en el pueblo, sentarse alrededor de una mesa a charlar y conversar, incluso sentados en la acera del Tele-club o en algunas “solanas” y casi siempre esas charlas terminan en comentar y relatar anécdotas del pasado, en las que siempre solían intervenir familiares cercanos, vecinos o conocidos.
De tantas y tantas reuniones, sobre todo en los largos inviernos de Fuentes cuando apenas ya quedan vecinos en nuestro pueblo, en el Tele-club, en la bodega, en casa de cualquiera de los amigos donde nos juntamos para charlar o merendar, siempre salen un montón de anécdotas, y para que puedan recogerse de alguna manera y podamos disfrutar todos los seguidores de este blog de ellas, se me ha ocurrido implorar a vuestra ayuda para que aportéis algunas. Os pido que sonsaquéis a vuestros más cercanos (tíos, padres, abuelos, vecinos, conocidos…) parte de esas historias, ya que además tenemos imágenes fotográficas de muchos de ellos para que también asociéis caras.
Creo que puede ser una manera de conocer un poco más de la historia de nuestro pueblo, de sus costumbres, tradiciones, de sus fiestas,…en definitiva, de SU GENTE y de su cultura.
No sería necesario poner los nombres de las personas que intervienen, si así lo estimáis oportuno, lo importante es que os animéis a transmitirlas, para ello disponéis de este BLOG.
Yo, con el permiso pedido de antemano a Luis Pérez, voy a tratar de dar el primer paso y contar una anécdota, a mi juicio muy graciosa, y que salió a raíz de los trabajos que estábamos realizando en la Iglesia (“La historia de la Gatera”). Cuando estábamos en plena tarea, decapando la puerta de la entrada, resulta que descubrimos un orificio en la parte baja de la hoja izquierda. Los allí presentes estábamos pensando cómo reparar semejante “boquete”, al día siguiente alguien nos dijo que cómo se nos iba a ocurrir taparlo, pues era una “gatera”, y llevaba allí toda la vida. La verdad es que yo no tenía ni idea, siempre pensé que era un defecto de la puerta.
En fin..., por la noche cuando se lo contaba a Luis Pérez en el Tele-club, se reía, porque le vino a su memoria la historia que me relató: “Cierto día, y por la tarde, siguiendo la costumbre de la época (postguerra), cuando las mujeres acudían a orar a la Iglesia, una de ellas, la Sra. P (omitimos el nombre), se quedó dormida en su reclinatorio; el cura de entonces, D.Constantino, no se percató de la situación, se fue y cerró la puerta de la Iglesia. Cuando se despertó la buena mujer, se dio cuenta de la situación, y cuando ya todo parecía estar perdido, oyó un bullicio en el exterior. Eran unos gitanos que pasaban por el pueblo y que al caer la tarde decidieron asentarse en el pórtico de nuestra Iglesia; con la algarabía que estaban formando, no oían las voces de la señora que allí estaba encerrada. Al llegar la noche, cuando estaban ya más tranquilos, la Sra.P descubrió la “gatera” y sacando la mano por el orificio, tocó a uno de los gitanos allí sentados". Imaginaos los gritos del pobrecito y el susto que pudo llevar el hombre… me hago cargo. A mí en la situación de la Sra.P, ni se me hubiese ocurrido buscar la gatera por ningún lado, y en la del gitanillo no se me hubiese ocurrido volver por el pueblo ni los alrededores. ¡¡Qué susto!!
Pues ahí tenéis la aportación de Luis Pérez, claro que por él relatada era más graciosa. Espero que os animéis todos y tratéis de recabar todas las que podáis, algún día podremos hacer algo interesante con todas ellas.
Pinchad en el título de esta entrada para poder dejar en comentarios las anécdotas y ocurrencias que queráis. GRACIAS a todos por vuestra colaboración.

46 comentarios:

anatodocorazón dijo...

"HISTORIA DE LA LAMBRETA".Como os veo un poco fríos, me animaré a contar una anécdota un tanto increible, pero cierta, al menos los protagonistas aseguran, y es en lo poco que se ponen de acuerdo, que fue verídico. En fin...La verdad, preferiría que ellos la narrasen, aunque cada vez que lo intentan lloran de la risa. Ellos son mi hermano Angel y mi primo Lino, sucedió en una visita que Lino le hizo a mi hermano a Bilbao con motivo de un partido de fútbol de la Cultural (nuestro equipazo de fútbol de León), contra el Racing de Santander en el año 68 (justo antes de nacer yo). Pues estos dos calamidades se dispusieron a realizar el viaje desde Bilbao en una "Lambreta", una moto que mi hermano Angel tenía en estado lamentable y que se llevó de Valderas por aquel entonces...El viaje de vuelta, me cuentan éstos, que el grandullón de Lino (casi 2 metros de altura), que venía de paquete en la moto, con el ruido del motor se quedó dormido, y qu Angel al coger una curva en la carretera del Buen Suceso, le dejó depie en medio de la carretera y ni se enteró hasta pasados unos kilómetros. Dice Angel que cuando volvió a recogerlo allí se lo encontró apartado y tumbado al lado de un pedrusco dormidote y sin inmutarse. Conociendo a ambos me lo creo. Los dos me han dado su versión por separado, y salvo en algunos pequeños matices, coinciden en la base. Así lo cuenta Lino en el correo q me envió:
""El abuelo Angel, dónde para ahora?, qué hace?, yo creo q no lo veo desde que ME PERDIO EN LA MOTO AL COGER UNA CURVA YENDONOS HACIA VALMASEDA!!!! DESPUES DE RECORRER EL SOLO UN MNONTON DE KLMS. SE DIO CUENTA QUE ME HABIA PERDIDO- VAMOS PA FUSILARlO- YO CREO QUE CUANDO SE DIO CUENTA Y VOLVIO POR MI, Yo estaba dormido allí en la curva!!
Es una verdad como un templo, Ana- Por eso, porque me quedé dormido, el tío se salvó como los torteros, por tablas!!!!!! Si hablas con él dale la enhorabuena, que ya ajustaremos cuentas!!!!!
Sería un reportaje totalmente verídico, puede que Angel lo desvirtúe un pelín pero yo no sé de quién fue la culpa, si yo q con el ruido de la moto q me quedé dormido, o de él que llevaba prisa por ver a alguna moza de por allí- eso coméntaselo a el si quieres y que te cuente su verdad- tú como buena reportera harás una síntesis buena- Repito: PERMISO CONCEDIDO PARA CONTARLO, FALTARIA MAS PERO SIN FALTAR A LA VERDAD, ANA.""

fuentina dijo...

Gustavo o Dani CONTAD LA DE LA FAROLA!!!!!

Merche dijo...

Me interesa la foto del autocar¿De quién es?

anatodocorazón dijo...

LAS OREJAS DE TORTILLERO: Bueno, pues no me puedo creer que en una semana nadie aporte una anécdota, salvo Gustavo, que me ha parecido divertidísima la suya. Qué pasa con los mayores? Es que sólo se os ocurren en el Tele-club? Bueno, como es víspera de fin de semana, os dejaré una muy cortita. Los protagonistas: los mozos y mozas del pueblo de los 60, los yeyés; Tararí, Tejedor, Epi, Angel, Daniel Angel, La Maru, Emelina, Mila, Mari, Cayina, Olvido, Rosarito...Todos éstos y más. Pues bien, corrían los años 60, y un buen día de Tortillero, las chicas cansadas de que los chicos no les participasen de sus juergas y merendolas, decidieron hacer una por su cuenta. Me dice la confidente, que hicieron una gran cesta de mimbre, unos 8/10 huevos de orejas, o sea, toda la mañana y parte de la tarde, elaborando los dichosos dulces. A la hora del Rosario, las muy ingénuas, no se les ocurre otra cosa sino dejar la cesta en casa de la Maru en la ventana, a la vista, para dar en las narices a los listos de los mozos. Resultado: cuando vuelven del rosario había desaparecido la cesta, y los mozos comiéndose las orejas, en al Fuente de San Miguel. Lo que disfrutarían los vandidos! porque seguro estaban hechas con todo el cariño. Buen fin de semana para tod@s.

anatodocorazón dijo...

HISTORIA DE LOS MIMBREROS: Jesús me hace llegar esta anécdota para todos vosotros, relatada por su padre, José del Río. Hace muchos años,en la postguerra, venían por nuestro pueblo unos mimbreros que se dedicaban a realizar trabajos de mimbre (cestos, talegas,...). Iban por todos los pueblos casa por casa, y en una ocasión, llegaron a la casa de José del Río, pidiéndole a éste algún animal en mal estado o que fuese a sacrificar. José se lamentó diciéndole al Sr.Andrés, que lo sentía mucho, pues no tenía en ese momento ninguno, si hubiese sido la semana anterior sí, pues acababa de enterrar una cerda justamente en el lodazal de la huerta. Entonce el Sr.Andrés, le pidió permiso para desenterrar el animal, y así lo hicieron, lo desenterraron y lo cocinaron, de manera que cuando José vio que se estaban comiendo el animal les advirtió de que se podían morir, y el Sr.Andrés le dijo: "Sr. José, la gente no se muere por comer, se muere de hambre". Y recuerda José, que uno de los que comía la carne, decía que sabía rica, como "confitada".

anatodocorazón dijo...

SOBRE LA MATANZA: Angel Ortega, me envía este simpático relato en verso:
AÑO 1966, Día 22 de febrero.
"Cesar Cabello ha llegado por un cerdo a casa Marcos.
Por cierto el tiempo estaba muy malo, heló mucho esa noche y también ha nevado, el suelo no se podía ni pisarlo.
Reunidos en el portalón de Marcos le están esperando: Laudelino, Cañal, José M., Acacio que ejercieron como abogados, fiscal y secretario; como juez principal actuó Baldomero, que cachondo era un rato, cuando llegó Cesar comenzó el acto.
A las doce de la mañana, el animal fue juzgado.
Veredicto culpable, tenía que ser sacrificado para eso ha sido sacrificado.
Empecemos a cogerlo, ordenó Manso, que él ha sido el secretario.
Uno toca lo que no tiene que tocar, otro abre lo que no tiene que abrir, y sale lo que no tiene que salir, el bicho, un animal de trece arrobas, un ejemplar de cabeza a rabo.
Corren por el corral hasta llegar a cansarlos y no pueden atraparlo. Teodosio, que siente el jaleo se acerca para mirar lo que allí está pasando, abre las puertas traseras y el animal que las ve, a la calle sale zumbando, coge camino Fuentes, es lo más cercano para librarse de aquellos malvados.
A la entrada del pueblo estaba Melchor esperando, que de aquella historia ya sabía algo, se acercó el animal y con un perro mastín y otro rabilargo, consiguió atraparlo.
Toda una hazaña, le dijo la peña que allí estaba mirando.
Por el camino ya venia el amo con los miembros del jurado para poder atraparlo y también sacrificarlo. Melchor les grita: ¡Que hacéis malandrines, el bicho está sofocado!
Laudelino le contesta: El berraco ya fue juzgado, y por su voluntad se ha escapado, que llegue Cesar y que empiece el acto.
Se reúne el jurado, Baldomero lee la sentencia en voz alta, el resto escuchando.
El animal será sacrificado para todo aprovecharlo, los jamones colgarlos que se vayan secando, las carnes para chorizos, las orejas, el morro, las patas y el rabo para hacer unos buenos callos, el tocino para los cu…. que se lo ganan cantando, el lomo para embucharlo y el año que viene para degustarlo, la uñetas dáselas a Julián P. para eso está mirando.
El cerdo fue sacrificado, eso si después de ser pillado y juzgado.
El maestro de ceremonia ha recomendado que deba ser degustado. Eso está hecho, contestó el amo.
Después del trabajo hecho se dirigen a la bodega de Manso, que tenía un buen vino de año. Las primeras carnes fueron degustadas, que el veterinario había analizado.
Esta es la historia de un cerdo que fue criado con cariño por su amo, para ser juzgado y sacrificado, eso les dijo Acacio que del cerdo conocía un rato, todos los días le daba la chapa, cuando él estaba ordeñando."

anatodocorazón dijo...

"LA REVOLUCION DEL GANADO": Luis Pérez me contaba justo unos días antes de irse de Fuentes para Avilés en octubre una divertidísima anécdota vivida por los siguientes protagonistas: Maximín, Oracio, Chema y León. Estos cuatro cuando se juntaban la liaban con frecuencia, y en una ocasión justo por esta época, vísperas de Navidad, se juntaron los cuatro individuos (así reza en la denuncia) y decidieron entrar a escondidas en las viejas Escuelas Nacionales. Una vez dentro, no se les ocurre otra cosa, sino revolver todas y cada una de las figuras del Nacimiento que los niños y los profesores habían montado días antes. Cuando un vecino vio aquello, el Sr.Rafael, gritó: "¡Dios mío, Dios mío, unos vandidos nos han revuelto t'ol ganao!". Bueno, pues la broma les costó una multa de 150 pesetas de las de entonces, años 50. Tenemos la prueba, q paso a subir al album de Chema.:, la denuncia q les interpuso el Alcalde. En fin...

Marimar dijo...

Estaría bien, ahora que se acercan las navidades, que nuestros mayores relataran como eran sus navidades y si fuera posible transcribir UNA PASTORADA completa ¡sería maravilloso! muchos de los que siguen este blog quizás ni sepan lo que es. En casa siempre he oido a mis padres hablar de ello con mucha pasión y me da mucha pena no haber visto ninguna.
Ánimo y suerte haber si se animan los que si las ha vivido.

fuentina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
anatodocorazón dijo...

LA PARADA DEL COCHE DE LINEA: Os relato una breve anécdota aportada por mi primo Uve en su reciente visita al pueblo el pasado 13/12. Corría el año 1945, los protagonistas: los mozos del pueblo de aquellos años (omitimos nombres), y el coche de línea (Gordoncillo-Valencia de D.Juan-León). Por aquellos tiempos el autobús de línea que venía de Gordoncillo era prácticamente el único medio de locomoción para desplazarse a los pueblos próximos. A propósito de una foto que vio Uve con todos los Santos de la Iglesia, le vino a su memoria una anécdota de cuando él era un chavalín y se entretenían jugando con otros niños en el pórtico del Mesón de la Sra. Margarita y del Sr.Hipólito(jugaban a proyectar y ver películas en la pared del Mesón con sus propias sombras, yo también jugué alguna vez). Pues cierto día, justo en frente del Mesón, en lo que ahora es la acera de la Huerta de Ernesto, los mozos habían sacado todos los santos de la Iglesia y los habían colocado en fila para llamar la atención del autobusero, pues los mozos se quejaban de que nunca paraba el bus en la parada del pueblo. De manera que al ver a todos los santos reunidos, en la parada no quedaba otra que parar. Supongo que de aquella les excomulgarían, qué menos!

anatodocorazón dijo...

EL DOS CABALLOS DEL SEÑOR NICOLAS: esta anécdota la cuenta Roberto del Río con muchísima gracia y mucho cariño hacia este auténtico y entrañable personaje de nuestro pueblo. Los protagonistas: los hermanos del Río, Jose Manuel y Adolfo (Popi), el Sr.Nicolás y su "dos caballos". Allá por los años 70, el Sr. Nicolás recibe un regalo de su hijo Colasito: un precioso "dos caballos" granate (aún lo recuerdo cuando lo sacaban de su corral...); lo malo es que no tenía carnet de conducir. ¡Qué hombre! No se le ocurre otra cosa para ir a ver a su hijo Colasito, que por entonces vivía en Mayorga, que pedirles a Jose Manuel y a Popi que le enseñasen a manejar el dichoso vehículo (éstos dos habían aprendido a conducir antes que a gatear). Claro, ello encantados de darse el paseo con el Sr.Nicolás al volante. Las Eras de arriba se convierten en pista de prácticas, menos mal que de aqulla no estaban construidas las viviendas. El Sr. Nicolás sólo había conducido en su vida una preciosa calesa de madera de dos colores, verde y amarillo, y tirada por dos machos. Aquí viene lo bueno: cuenta Roberto que el Sr. Nicolás queriendo bajar por una senda que hay en la Era de Eleuteria hacia la Antigua, no podía controlar el vehículo, y que el buen hombre para tratar de frenarlo le gritaba: ¡¡¡"Gia, Soo, vuelve, vuelve..."!!!! El vehículo no respondía por lo que uno de los "profes" optó por dar un gran volantazo antes de entrar por la puerta grande en el Palomar de Leo o de amerizar en la laguna de la Antigua.

Marimar dijo...

Lo primero desear unas felices fiestas para tod@s los que hacen posible este rincón de reunión. Merche hablando con mi madre me ha dicho que es posible que en tu casa tengais la pastorada completa porque, cuando se representó en Fuentes la dirigió tu abuelo Tiburcio. Así que ale, a buscar en el baúl de los recuerdos.

Merche dijo...

Mi abuelo se llamaba Fabio.El señor Tiburcio era el marido de la señora Palmira(padres de Isabel).Pero sí, desde pequeña mamé la pastorada porque mi abuelo siempre la cantaba y recitaba.Para mi es algo entrañable.Hay un manuscrito de la Pastorada, pero no sé dónde estará. Mi familia de Campazas creo que tiene una copia.
Por cierto Marimar¿qué es de tu vida?¿Dónde vives?¿Estás casada?¿Tienes hijos?A Monse la veo todos los años en Fuentes el día de los Santos, pero a ti...¿Cuánto hace que no nos vemos?

Marimar dijo...

Merche perdona el lapsus. La última vez que nos vimos fue por San Isidro, hara unos 5 años creo, estoy casada, no tengo hijos, vivo en Fuenlabrada, Madrid. Voy muy poco por Fuentes y es difícil coincidir. A Monse la veo más, porqué cuando baja a Valdemora pasa por Castrillo y además seguimos manteniendo el contacto. La última vez estuve con ella en León en mis vacaciones de invierno. ¡Como disfrute! pateando las calles como en los viejos tiempos. A pesar de los muchos años que llevo fuera yo fui, soy y seré leonesa. Hago patria a diario y culturizo a todos aquellos que no entienden que ser leonés no es ser castellano. ¡Hay tanto desconocimiento de nuestra tierra!

anatodocorazón dijo...

EL CANTARO DEL SR.PARROCO. Otra historia verídica que mi hermano Angel me relata para vosotros. Los protagonistas: los niños Daniel, Epi, Enrique y Angel; el Párroco; la criada y su hija y el Sacristán. Corría el año 59. Un día del mes de febrero o marzo de hace 50 años, el Párroco de Fuentes, D.Ventura, a la hija de la criada por agua a la Fuentina le ha mandado con un hermoso cántaro.
Al llegar a las bodegas con unos jóvenes se ha encontrado: Daniel, Epi, Enrique y Angel. Estaban jugando a la “diana” con un palo y no tenían a mano nada qué romper, para eso llegó el cántaro, lo pusieron de diana y sólo duró un asalto.
La noticia corre como la pólvora y hasta el Cura se ha enterado. Manda al Sacristán a buscarlos: ¡esos majaderos que me han roto el cántaro... lo tenía para el agua fresca, que en verano es un halago!
La sobrina se quedó allí jugando, éstos le dijeron ¡quédate con nosotros un rato que luego vamos juntos al rosario!
Cuando llega el Sacristán: ¡Jóvenes, buena la habéis armado, el cura quiere veros para daros un regalo, acercaos a la Iglesia, que él os está esperando!
Como no teníamos picardía, hasta allí nos acercamos, nos esperaba en la Sacristía el Cura con el cinto en la mano.
Cuando estábamos todos dentro, le dice al Sacristán: ¡Cierra la puerta, hermano, que tengo que confesarlos y no quiero que se enteren el resto de parroquianos!
El Cura preguntó: ¿quién de todos rompió el cántaro? Contestaron todos a la vez: “Una piedra rebotó y fue hasta él rodando”. El Cura les replica: “Ya estáis todos confesados”.
De penitencia nos ha mandado que compremos otro cántaro: “lo compráis en casa Cesario, que la tienda tiene en el pueblo de al lado”.
De camino a Carbajal van los cuatro discutiendo: ¡cómo vamos a pagar, si no tenemos un cuarto! Nos presentamos en casa Cesario, le pedimos un cántaro, y él nos contestó que los tenía que sacar del cuarto del otro lado. Uno a uno los fue sacando hasta llegar a cuatro. Los dos primeros los llenamos de naranjas, para que salieran más baratos, y después de elegir éstos le dijimos: “llevaremos estos dos, y que elija el que más le haya gustado”.
Le dijimos a Cesario: “cuando pase Vd. por Fuentes, se lo pague la criada del Párroco, que fue quien lo ha encargado”; y Cesario nos replicó: “Mala memoria tengo, debo de apuntarlo”.
Salimos a la calle, comimos las naranjas y le devolvimos un cántaro: “Nos gusta más ese, pesan mucho y no podemos llevarlos”.
De vuelta por el camino, con Julián Patalila nos encontramos, también nos pide daños: a Epi da un cachete, “porque ayer me has insultado, y tú Daniel, ven aquí, que eres muy amigo de llamar motes”. Enrique y yo, Angel, con el cántaro salimos por patas, que este tío corre mucho y puede quitárnoslo.
Llegamos a Fuentes y entregamos el cántaro, le dijimos a la criada que era la penitencia que nos puso el Párroco.
A la semana siguiente, viene Cesario y le dice a la criada del Cura que tiene que pagarle un cántaro, el párroco lo ha encargado, y lo dejaron a deber unos muchachos, que por cierto, eran muy majos y tenían cara de santos.
Nos comimos las naranjas, no las pagamos, el cántaro lo pagó la criada que era encargo del párroco, nos mandó rezar un rosario con la ayuda del Sacristán, que era el Sr.Fabio. Y con todo esto, el cinto, y el rosario, todo quedó perdonado.

anatodocorazón dijo...

EL BELLO PRADO DE LA FUENTE DE SAN MIGUEL:

Me levanto muy temprano para dar agua a la yegua a orillas de un charco.
Nos marchamos por Valdegudina acercándonos a un prado, tiene un hermoso estanque con agua limpia, pura y sana, donde lava mi madre la ropa que mi abuelo, mi padre y hermanos hemos manchado.
La lleva en una talega de mimbre, de las que se hacen a mano. Cargada la ropa en la yegua y conmigo en los lomos, llegamos a la pradera para empezar el lavado.
Allí pasamos el día, mientras mi madre lava la ropa, yo jugando, tan sólo era un enano. La tendíamos al sol para que se fuera secando, la doblaba y luego recogía. . Al llegar la noche, ya con la colada hecha regresábamos. De regreso a casa, yo a lomos de la yegua, y mi madre andando, volvíamos por la Senda de abajo, que era un poco más llano. Mi madre viene cansada, le hace daño el calzado. ¡Date prisa, hijo, nos están esperando tu abuelo, tu padre y hermanos!.
No soy de letras, me cuesta escribirlo, pero eso no puedo olvidarlo, es parte de las historias que viví en aquel bello prado. Para los hijos del pueblo, de aquel bello prado, para mí fue muy bello, y hoy está abandonado. Estas historias no se olvidan, aunque viva más de mil años.
50 AÑOS DESPUES, ANGEL ORTEGA.

anatodocorazón dijo...

EL BOTIJO DE LA TIA JUANA. Esta anécdota se la quiero dedicar a mi prima Margari, que está en Portugalete. Se trata de una de las anécdotas que más gracia me hacía cuando yo tenía 6 añitos contada por su padre, el tío Félix, cuando venía alguna temporada al pueblo y se reunía con mis padres alrededor de la camilla de nuestra cocina. Yo escuchaba y le miraba sin pestañear. Era graciosísimo. Los protagonistas: la tía Juana y Félix Ortega.
Contaba mi tío, que antiguamente para hacer alguna compra de las que no se podían hacer en el pueblo, tenían que coger la burra y dirigirse donde fuera, bien a Valencia o a Valderas... Un día, cuando él tenía 16 o 17 años (año 1931/32), sus padres le encargaron unos recados en Valencia, y cuando bajaba por la carretera, se le acerca una vecina del pueblo, la tía Juana, y le pregunta a mi tío: “Hijo, no irás a Valencia al mercado?”, y mi tío le contestó: “claro, sra. Juana, necesita algo?” . La buena mujer le encargó un botijo de barro nuevo, pues el que tenía ya estaba muy deteriorado. Félix, muy dispuesto, le dijo que no se preocupara que a la vuelta se lo traería. Pasó la mañana por Valencia, no sé si hizo todos los recados que le habían encargado, pero desde luego que el botijo de la tía Juana ni por asomo, para ser más clara, ni se había acordado de él. A la vuelta, a su llegada a Fuentes, una impaciente Sra. Juana le estaba esperando en el Mesón. Mi tío, al verla casi se cae de la burra del susto, pero siguió adelante, y cuando se le acercó, le preguntó: “qué, hijo, compraste el botijo que te encargué?” Y mi tío, haciéndose el digno, le replicó: “Ay! señora Juana, no va a creer lo que me pasó, según subía la cuesta del monte de Valencia, pasó un loco por la carretera, me asustó a la burra, se espantó y catacrac, Félix al suelo con el botijo hecho añicos”. ¿¿Cómo os parece que reaccionó la tía Juana??. Le replica : “Ay hijo si te lo llego a pagar!!!. Y cuando Félix lo contaba con la gracia que le caracterizaba, se reía y nos decía: “yo pensaba para mis adentros, ay Señora Juana si le lo llego a comprar!!!” Félix Ortega

anatodocorazón dijo...

SIRA, PRIMI Y EL PELLEJERO:
Esta es una anécdota que recuerdo de las tertulias en mi casa, cuando nos visitaban Primi y Paco durante las largas tardes de invierno alrededor de la camilla y al calor de las brasas del brasero. La relataba Primi con mucha gracia y desparpajo, como os podéis imaginar todos los que como yo la conocéis. Como muchos de vosotros sabréis, Primi y mi tía Sira, además de vecinas, eran inseparables, muy amigas, como hermanas. Eran como Pili y Mili, cada vez que se juntaban, lo pasaban en grande, y rara era la vez que no la liaban. Esta anécdota data de hace más de 70 años. Los protagonistas: Primi, Sira, el Sr.Hipólito y el pellejero. De aquella, en Fuentes lo que hoy es la casa de Ceferino, era el Mesón, un lugar muy entrañable, que yo siendo niña aún conocí, y lo regentaban los padres de mi tía Sira, el Sr. Hipólito y la Sra. Margarita. Era la tienda, la posada, el bar, el lugar de reunión de mucho vecinos.... Por allí pasaban carreteros, pellejeros, tratantes de ganado, estraperlistas…muchísima gente de paso. Unos paraban para comer, encargaban la comida a la Sra.Margarita, quien me cuentan tenía una facilidad increíble para desalar el bacalao de un momento para otro, y preparaba unos riquísimos pucheros. Otros hacían noche allí, durmiendo sobre sacos de paja, en el suelo, donde fuera. Pues aquí viene la anécdota: una vez, uno de los pellejeros que pasaba por allí, en época de calor (final de la primavera), paró en el mesón, comió allí y como el pobre hombre al terminar sintió la sana necesidad de echar una cabezadita, pues aprovechó en el mismo banco donde estaba comiendo y cayó rendido al sueño de Morfeo. Estas dos, Sira y Primi, que se percatan de la situación, me las imagino mirando una para la otra, y qué se les ocurrió?? Pues nada, como el hombre roncaba profundamente y no se enteraba de nada, Sira fue a buscar un lazo rojo y Primi le cogió los cuatro pelos de la cabeza que aún le quedaban al buen pellejero, y le ataron una hermosa lazada. Cuando el señor se despertó, salió a desperezarse a la calle, y claro, en el taller del Sr. Constantino, y sentados en aquellos troncos que hacían de bancos, había un corro de señores observando la salida triunfal del pellejero; imaginaos la algarabía y las risotadas de los vecinos, y al Sr.Hipólito gritando: ¡Ay madrica, madrica, esto han sido esas dos bribonas, las mato, han sido Sira y Primi, madrica, madrica…Margarita, dónde están estas dos desgraciadas! Bueno Primi, genial, qué recuerdos, cómo me hacías reir. Espero haber estado a la altura al contar esta anécdota que tantas veces te pedía que me contaras y tantas veces llorábamos de la risa cuando tú la contabas.

anatodocorazón dijo...

SIRA Y PRIMI DE BAUTIZO EN FUENTES.
Otra anécdota de Primi recordando a su amiga del alma, Sira. Me contaba Primi que recién casada mi tía Sira con mi tío Félix, les pidió la Sra. Basilides y el Sr.Guillermo que fueran los padrinos del bautizo de su hija recién nacida, a lo que Sira, que era una bellísima persona, accedió encantada. Primi emocionada, su amiga iba a ser madrina de una niña, y claro, cuando hay un bautizo, toda la intriga gira en torno al nombre que la madrina iba a darle al bebé. Me decía Primi que por más que le insistía a Sira, su mejor amiga, no hubo manera de arrancarle el gran secreto; sólo le decía: “Si quieres saber cómo le voy a llamar, vete a la ceremonia del bautizo y así te enterarás, no lo va a saber nadie, hasta que el cura me lo pregunte”. “Pues hija -decía Primi- nunca se ha mantenido en tanto secreto un nombre, pues mira que eres tú, ni siquiera a mí, que soy tu mejor amiga, bueno, bueno, tú misma, ya nos enteraremos”. Así es que Primi como para perderse el bautizo, ese día allí en primera fila. Llegó el esperado momento, lástima que no recuerde la memorable fecha, el cura se dirige a la madrina, y le pregunta por el ansiado nombre a mi tía, cuál os imagináis que fue la respuesta??? Pues sí, no podía ser otro, a la niña le puso SIRA PRIMITIVA. Me decía Primi, que le fue imposible aguantar las risas en medio de la ceremonia, y creo que como a ella, a más gente. Aprovecho la ocasión para enviar un saludo a Sira, quien durante varios veranos vino con su familia a Fuentes, madre de mi amiga Lourditas, y de Carlitos (“el Tortuga” ). Tampoco nos olvidamos.

Angel Ortega dijo...

HISTORIA DEL TIO CAYO:
Una huerta, remolacha, berzas, nabos, un pozo y un caballo. Al final de la reguera de los barberos había una huerta sembrada de remolacha, berzas y nabos. A la esquina de la huerta, un pozo y un árbol donde ata el caballo su amo (el “Tío Cayo”).
Llega el “Tío Cayo” una mañana a regar la huerta y encuentra las hortalizas comidas por alguno de esos rebaños.
Al poco, llega Angel Tararí, un pastor muy bravo, y el “Tío Cayo” le dice: “Eh, tú, zagal, tus rebaño me ha comido la remolacha y los nabos, tus ovejas te están delatando!”. Tararí le contesta: “Mis ovejas no se han acercado ni al árbol, busca otro reo que conmigo has topado”.
El Tío Cayo, natural de Gordoncillo, era un hombre muy serio, noble y sano, por no pegar no pegaba ni a su caballo, pero a Tararí la fibra sensible le ha tocado, pues le dice: “Se lo contaré a mi tío Peregrin, que en la división azul ha estado, tiene un arma de fuego y con ella lo arreglamos” –era una chumbera, que Teodosio le había regalado-.
Las cosas se ponen tensas, y Tararí llama al resto de pastores, que sus ovejas están cuidando. Llega Víctor, que con titos de aceitunas estaba haciendo un rosario, se lo cuentan todo, él atento escuchando les contestó: “Dejadme en paz, que yo no se nada de remolacha ni nabos”.Poco a poco otros pastores van llegando, se reúnen allí todos para poder arreglarlo: “El juez está de su parte y puede mucho costarnos”-eso dijo Octaviano, que era un hombre mayor y de eso sabía algo-. Llego yo, y les digo: “Vamos al Plantío de Gaudencio para poder arreglarlo”.
Después de un buen rato, llegamos a un arreglo: “Mataremos dos corderos, unos conejos y un gallo que tiene el Sr.Hipólito para la mañana despertarlo”. Melchor que era un hombre sensato, nos dijo: “Cómo vamos a pagarlo! “. Angel y Tararí les dicen: “De eso no se ocupen, nosotros nos preocupamos, a eso de medianoche, lo cambiaremos de amo, hablaremos con la Sra.Margarita, que sabe muy bien guisarlos”.
El primer fin de semana todo ya está guisado, convidamos a unos amigos para celebrarlo. El “Tío Cayo” dijo: “Yo convido al del caballo blanco, que quiere ser mi cuñado”.
De la cena, todos contentos: “Pica un poco”-algunos se quejaron, la mayoría dijeron que mejor para beber de ese vino que Paco nos ha regalado, un pan tierno que regaló Horacio, que trajo de Gordoncillo de su primo Amancio.
Otros también dijeron: “A mi amo le falta un cordero, a otro un conejo y a otro le faltaba un gallo” y al final el Sr.Hipólito nos dijo: “Eso que comemos no son ni corderos ni conejos, ni gallos, que son unos hermosos gatos; del gallo ni comentarlo, que bastante me ha molestado, me despierta todas las mañanas sin que sea necesario.

Angel Ortega dijo...

UN CORTE DE PELO A MEDIDA: Esta anécdota la protagonizan dos muchachos de Fuentes: Angel Tararí y el que suscribe, Angel Ortega. Corría el año 64, y ambos, nos dedicábamos al pastoreo, cuidando ovejas. Eramos jóvenes, teníamos 14 o 15 años, y presumíamos de una hermosa melena. El peluquero que cortaba el pelo en Fuentes, era de Valderas, pero venía una vez al mes a nuestro pueblo. Por entonces, cayó enfermo y pasó un tiempo sin poder venir para cumplir con su trabajo.
Mi amigo Tararí y yo, tuvimos una genial idea para poder superar esa situación: decidimos cortanos nosotros mismos el pelo.
Tararí decía: “Tengo unas tijeras en casa, que usa el Sr. Nicolás para cortar la crin al caballo” –Chilali se llamaba éste, estaban oxidadas, un peligro!!.
Tararí no lo pensó dos veces, al día siguiente se presenta en el Valle de Retuerta con las tijeras, colgadas al cinto como si fuera un pistolero, al otro lado una navaja de siete resortes, bien afilada para arreglar el cuello y colgada a la espalda, su guitarra como los viejos rockeros.
Cuando llegué, estaba todo listo. Melchor que ve los preparativos, nos dice: “¡Pencos!, marcho, no quiero ver tal escarnio".
El primero en cortarse el pelo es Tararí. Me dice: “¡Ten cuidado, no se escape la tijera y me cortes la oreja!". Dos veces la pasé rozando, pero se salvó.”¿Qué tal me estás dejando?”-me preguntaba. “De exposición, cuando te vean, no te conoce ni el amo”-le repliqué.
Se levanta él y me siento yo, empieza la faena: “Como tú me has dejado tan bien el pelo, me esmeraré y te dejaré a la altura, además con estas tijeras, después nos sale el pelo rizado, palabra de pastor”-me dice el canalla. A continuación me da un corte en la oreja y me cura con el agua del caño, diciéndome: “Mañana traigo una jeringuilla que tengo pa vacunar las ovejas y te pongo la tetánica”. De mal en peor.
A la puesta de sol nos íbamos para casa. Al primero que encontramos fue al Sr.Nicolás, quien al vernos nos pregunta: “¿Qué ha pasado?, parece que un burro os a cortado el pelo a mordiscos!!”. Más adelante, Paco, sus vacas nos miran con tristeza, Pajarita y Bragada, y también nos dice: “¿Os ha lamido una vaca?”. Tararí le contesta: “Yo soy peluquero y éste el ayudante, es el nuevo estilo que hemos patentado", dice Tararí.
A continuación, mi tío Goyo, quien se guasea de nosotros: “Oyes tú, parece que os ha puesto los rulos el enemigo”. Pasa el Sr. Fabio, que se va rápido, creyendo que se trata de una epidemia. El Sr.Guillemo a la puerta dice: “¿Quién son esos dos desconocidos?”
Al llegar al pueblo, nos esperaban, el Sr.Manuel (abuelo de Tararí) y mi padre, Juanito. Entre ellos comentaban: “No son nuestros hijos, ellos tienen una hermosa melena y éstos tienen el pelo raro”.
Mi hermana Olvido que nos vio, se puso a llorar y decía: “No es mi hermano, lo han cambiado”. Se fue para casa y se escondió, nos tenía miedo y no nos quería ni ver. "Tararí, creo que hemos fracasado".
Aquello nos costó tres meses sin salir de fiesta y con un pasamontañas en pleno verano. Tararí me dijo: “quiero poner una peluquería que se llame ‘Peluquería Tarararí’, y un cartel que diga:
Corto el pelo, a ti y a mí,
También lo hago a tijera, dejando alguna escalera.
Lo hago a navaja, hago alguna rebaja.
A los clientes más pillos, se lo corto a cepillo.
A los más quijotes, les arreglo el bigote".

La historia es cierta, y los mencionados también. La pena es que las historias se cuentan cuando uno ya no está, por eso yo quiero contarla antes de que otro la cuente por mí.

susana dijo...

Angel que gozada, que bien cuentas las historias!!! sigue, que seguro que tienes por ahi algun admirador mas!

Angel Ortega dijo...

TRAVESURAS DE LOS JOVENES ANGEL Y TARARI: Años 60.
Esta historia transcurre en el camino que une Carbajal con el término de “La Vega”.
Un buen día, un vecino de Carbajal acude a la finca que tenía en este término para medirla y prepararla para que su hermano la arase por la tarde, lo cual era algo complicado, pues la finca acababa en pico, y su hermano tenía que ararla para adentro. A este vecino le gustaban las cosas bien hechas para que la arada saliese a la perfección. Entonces la mide y le pone unas marcas con unas piedras para que su hermano las viese bien y dejara la finca como a él le gustaba, "como la patena". Al terminar su labor, el hombre cogió el camino a Carbajal y regresó a su casa.
Tararí y yo, que presenciamos toda la escena, le dejamos que se alejara, y una vez se alejó, nos acercamos a las piedras y le movimos las marcas unos 60-70 centímetros hacia un lado. Aquello no pegaba ni con cola, toda una faena para ese pobre labrador cuando tuvo que rematar la arada.
A primera hora de la tarde, se presentó su hermano con dos hermosos machos. Tararí y yo, observábamos desde lejos cómo el labrador miraba las marcas para comenzar la labor. Al caer la tarde, pasamos por allí y le preguntamos: “¿Qué tal va la arada?”, nos contestó que bien, pues la había medido su hermano, y ese “no da puntada sin hilo”.
Al día siguiente, ya estaba rematando, y aquello no había por dónde cogerlo, el hombre ya estaba loco, pues no se explicaba cómo su hermano, que nunca fallaba en estas cosas, lo había hecho tan mal, pensaba que tenía que tratarse de un sabotaje. La emprendió a voces con otro vecino de Fuentes que tenía por allí un viñedo, y éste le decía: “No me culpes a mí, que yo no sé nada”.
Como estaba buen día, se dejó caer por allí su hermano, y viendo la chapuza se tiraba de los pelos: “¡La ostia S’…, qué has hecho, lo medí a la perfección, esto no lo hace ni un aprendiz!”.
Tararí y yo desde lo alto, observando todo lo que allí estaba pasando, nos partíamos el pecho de reír. ¡La que se estaba montando entre todos!
El dueño del viñedo unos días después, le dijo que aquello salió mal porque esos dos pastores habían movido las marcas. El vecino de Carbajal nos esperaba con una escopeta y podíamos entrar por el camino de abajo, pero no nos pudo coger, le toreábamos de todas todas.
Hasta no hace mucho, el dueño del viñedo me lo recordaba todos los veranos cuando yo iba a Fuentes de vacaciones.
Gracias Susana, me alegro que te gusten estas historias. Seguro que a tu madre le harían reir mucho, ella era una bellísima persona, recuerdos a tu padre y a tu hermano. Un abrazo.

Ana Ortega dijo...

LA APUESTA DE LAS CHICAS CON EL SR.PEDRO:

Esta anécdota me la contó Emelina el pasado mes de Diciembre, justo el día que nos visitó el Obispo.
Transcurre en Fuentes, en los años jóvenes de Emelina, Cayina, Olvido, Rosarito, Celia, Maruja… (siguen siendo unas niñas, sólo ha pasado el tiempo, pero no para ellas), años 60.
Como muchos sabéis, en nuestro pueblo, además del Mesón, que era tienda, teníamos otra tienda de ultramarinos, justo en la casa de Fili y Moreno. La regentaban el Sr.Pedro y la Sra.Delfina (los Barri seguro que los conocéis muy bien).
Me contaba Emelina entre carcajadas, recordando viejos tiempos, que en una ocasión, yendo las chicas a la Tienda del Sr.Pedro, éste, que siempre estaba de broma, les apostó a que ellas no eran capaces de morderse un ojo y a que él sí lo hacía. Todas ellas, unas chavalitas, se miraban entre ellas y se reían, “cómo iba a hacer eso este hombre!”
Pues lo hizo, claro que lo hizo: sacó su dentadura postiza, se la llevó hacia uno de sus ojos y lo mordió.
No sé qué apostarían, seguro que las chuchería que irían a comprar allí, pero sí sé quién perdió la apuesta, y vosotros también.

Marimar dijo...

Esta broma de mi tío Pedro, recuerdo que también me la hizo cuando yo era pequeña. Recuerdo, vagamente, que una tarde estaba con la escopeta de perdigones y yo le decía (cada vez que veía pasar un pájaro volando) que disparara y él me respondió que no se podía disparar así, al cielo y yo le dije (muy convencida) Ah, claro porque hacemos un agujero en el cielo y entonces este se cae. Por supuesto asintió. No tendría yo más de cinco años, porqué hasta que empece la escuela estaba largas temporadas con los abuelos, también recuerdo que cuando tenía las manos frías me las rodeaba con las suyas y echaba el aliento para darlas calor.
Dos imágenes que se me han quedado grabadas de aquella época son: una en casa de Joselón que iba con mi prima Maruja, creo que a buscar a Merchuca y recuerdo un busto con una peluca, supongo que sería de Merche, nunca lo había visto y la otra es que la primera vez que me vacunaron fue en las escuelas de Fuentes (donde hoy está el teleclub) como lloré. Que digo yo, si ni iba a la escuela, ni era de Fuentes porqué me vacunaron.
Ya le he dicho a mi madre que vaya escribiendo anécdotas, que con el memorión que tiene seguro que son muchas, para ir compartiéndolas con todos, ya que voy a estar la última semana de febrero de vacaciones en el pueblo y así me traigo el material para Madrid y las iré poniendo en el blog.

Angel Ortega dijo...

EL PIJOLETO

Yo me crié en el “Barrio Pijoleto” (actualmente C/La Hongallega), ¡qué bonito era!. En él estaba el Pozo Villa, la Fragua, el Mesón, las Escuelas para niños, dos tiendas, dos carpinterías. Más tarde una de ellas se convirtió en salón de baile.
Me crié con mis abuelos, Teófilo y María, mis tíos, Aventino, Pedro, Querubina, Demetrio y María, ella era mi cuidadora, junto con Cándida hija del Sr. Constantino y la Sra. Ascensión, Cándida siempre me llamaba Angelín, hasta de mayor. Algunas de las veces que me encontré con ella seguía llamándome Angelín, me quería mucho, tanto que no se la iba de la mente, tengo muchos y muy buenos recuerdos de Cándida, siempre sonriente.
Las calles eran de tierra, allí jugaba con un carro de madera que me hacía mi abuelo, las ruedas eran de las tapas de betún, lo recuerdo como si fuese hoy, me ponían guapo a la mañana y duraba minutos en mancharme, a la media hora parecía una croqueta.
Un buen día llegó mi tío Demetrio, hermano mayor de mi padre que vivía en Villa Nueva de las Manzanas, y como me vio tan marrano, cogió un balde con agua y una escoba y me mandó que le lavara la cara al cerdo que tenía en casa mi padre. Cuando terminé me dijo: “Mírate al espejo y verás quién es mas cerdo, tú o él”.
En el pueblo no había peligros de coches, me subía yo solo por la carretera, me encontraba con los vecinos de la calle, Paco y Primi, siempre me decían algo, más adelante Sr. Hipólito y la Sra. Margarita, aquéllos me daban un caramelo, para un niño eso era todo un manjar. Más adelante Manuela y German (“el Chato) quien siempre me hacía alguna perrería, por ejemplo, me pintaba de negro el bigote.
Yo siempre contento, al llegar a casa de mis padres allí estaba el Sr. Rafael Amez, el cartero, me montaba en la burra me daba un paseo hasta “el alberque”, y qué contento me ponía.
En la escuela que estaba frente a la casa de mis abuelos presencié algunas anécdotas. Un día el maestro castigó a un niño y ése le contestó: “Si me castiga otra vez me voy a casa traigo un zoleto y tiro la escuela”.
Unos años después trasladaron las escuelas donde se encuentra hoy el pozo artesiano. Un buen día se presentó un mozo de aquellos que inmigraron años antes, saludó al maestro y a continuación le dijo: “Se recuerda don Perfecto cuando le mordía en las orejas?”. Los niños nos quedamos todos mirando al maestro, aquel maestro le dio tanta vergüenza que nos mandó al recreo. Los niños decíamos que qué pena que este tipo no viniera todos los días. Qué piezas había en FUENTES!!!.
En el Mesón, lugar de concentración de todo el pueblo, también encontramos alguna anécdota, allí paraban los arrieros, los afiladores que desde Galicia venían andando, los pellejeros, a todos ellos les ponía el orujo el Sr. Hipólito en la botella blanca, le bebían el orujo y se la llenaban de agua, me lo contaba el Sr. Hipólito con una risa…, “Madrica, madrica!!, pensaban que me engañaban”, solía decir. Muchos recuerdos de aquel barrio que tanto ha cambiado, para mejor.

susana dijo...

Gracias Angel por tus recuerdos!!!

Manuel Jesús Ortega dijo...

Sigo con mucho interés todos tus comentarios. Como siempre consigues mantenernos a todos pendientes de tus historias.

Un placer poderte leer.

Muchas gracias.

dani dijo...

Pues si, la verdad es que es un gusto saber todas esas historias, la imaginacion te hace volar... otros nos hemos ''criado'' a caballo entre calles de piedra y cemento,
Un saludo,
Gracias

Angel Ortega dijo...

LOS ALMENDROS: Años 60. Cuando uno es jóven, no tiene la picardía, la experiencia y sabiduría que los años nos van dando con el paso de los años. Por eso, por no tener esa picardía, nos ocurrió lo que ahora voy a relatar.
Una tarde muy tranquila, mientras los vecinos duermen la siesta, tres amigos, decidimos saltar una pared de una casa para coger unos almendros. Al saltar, le hicimos unos pequeños daños a la pared. Y una vez dentro, cogimos los frutos y una vara de avellano que tenía el dueño para varear los almendros.
Salimos a la calle, tan felices, con los bolsillos llenos de estos deliciosos frutos secos, como si nada hubiese pasado. Por allí que aparece el guarda, que se llamaba Mauro, un tipo muy duro, y nos pregunta: “Qué, de dónde venís vosotros?”. “De coger unos pájaros”-le contestamos nosotros.
“Pájaros…, a ver, y esa vara de dónde la habéis cogido? una ensalada de ostias es lo que os voy a dar yo, si no me decís la verdad”, -nos dijo el guarda. “La encontramos en la reguera”
La vara nos delató, pues el guarda, que conocía a su dueño, nos denunció. A la vuelta de unos días, nos llamaron a la Hermandad a la sala de juntas, el secretario, Don Aquilino (mi maestro), y el Presidente, el Sr.Guillermo. Se presentaron también, el dueño de los almendros y el guarda, y todos juntos nos castigaron a pagar 50 pts. De las de los años 60, además de arreglar los daños de la pared que saltamos.
El Presidente le dijo a los denunciantes: “Colocaré esta multa en su sitio para que el Secretario la de curso”. El Secretario le dijo al Presidente: “Deja la multa en la parte de abajo, que no tiene prisa, tenemos estas otras del Valle Retuerta de los pastores de Gordoncillo, que son más urgentes”.
Pasó el tiempo y los denunciantes no sabían nada de la multa, por lo que un día que había junta en la Hermandad, se presentó el guarda y preguntó: “¿Qué pasó con la multa de los almendros?”. El Presidente le contestó que el Secretario había tenido mucho trabajo y no había tenido tiempo para cursarla, que la buscaría. Al momento, se presenta con el papel en la mano y le confirma al guarda que la multa era de primeros de septiembre, como ya estábamos en enero, la multa había prescrito, no se podía cobrar.
El Presidente lo remató: “Los almendros los cría la naturaleza y para el año que viene tendrás más, la pared es mejor que se quede como está, para que los próximos que entren no se hagan daño y no tengan ya que derribarla”.

Angel Ortega dijo...

HISTORIA DE LA LAMBRETA (II PARTE):
La historia contada por mi primo Lino, es cierta, pero tenemos que hacer algunas matizaciones, primo.
La lambreta la compré yo en Bilbao, y era una bella moto. Con ella paseé bellas señoritas y también algunas amigas, a mi hermana Olvido, a quien en una visita a Bilbao la llevé a ver a la Virgen de Umbe, y a mi novia, la que hoy es mi mujer, Lola.
Esta historia ocurrió cuando un buen día, el grandullón de mi primo Lino, que estaba trabajando en la Seat en Madrid, vino a Bilbao con la excusa de ver el partido del Racing contra la Cultu. El por aquel entonces, además escribía artículos para un periódico de León sobre deportes, y conocía gente de la prensa.
En fin, él que sale de trabajar a las 8 de la tarde, coge el tren y para Bilbao, donde le recojo yo con mi Lambreta en la Estación del Norte a las 6 de la mañana. Toda la noche sin dormir. Esa mañana visitamos la capital vizcaína y fuimos a casa de los tíos para saludarlos y de seguido para Santander.
Este bandarra de mi primo Lino, se pasó todo el día quejándose de sueño. Cuando llegamos a Santander comimos un poco, visitamos la ciudad y a continuación, al partido, sin dinero y sin entradas.
Al llegar al estadio del Sardinero, Lino va directo al portero y le dice: “Muy buenas, vengo desde Madrid, represento a un periódico y dentro del campo se encuentra mi jefe, Francisco Blanco, redactor deportivo de Radio Juventud de Bilbao” (mentira podrida). El portero no lo dudó: “Pasen ustedes por aquí, esa es la tribuna de prensa”. Yo acojonao, nunca entendía cómo se las apañaba este tío para entrar siempre por el morro y en tribuna. Durante el partido ya daba algún que otro cabezazo, pero aguantó hasta el final.
Terminó el partido, hay que regresar y Lino que ya no puede con el sueño sólo quiere montar en la Lambreta para descansar.
Aunque la orografía es dura, la carretera es buena. Nada más montarse en la moto ya estaba dormido, creo que no me dio tiempo ni a arrancar.
No conocía nada de aquella zona, y de noche me despisté y salí dirección Oviedo buscando la carretera de Bilbao. Cuando me di cuenta de que estaba perdido, ya había recorrido unos cuantos kms y él tan feliz.
Se nos hacía tarde, teníamos que estar en casa a las 10 y todavía en Santander…Una vez encaminado, llego a un cruce y al hacer el giro a la izquierda, Lino que iba dormidote ni se menea, yo salgo recto, tengo que frenar, incluso parar y de repente pone el pie en tierra y yo sigo para adelante. Allí se quedó, tan dormido iba, que ni se enteró.
Anduve unos dos mil mts, me doy cuenta de que no llevo el paquete que venía detrás y vuelvo a buscarlo. Cuando lo encuentro, estaba dormido en un pedrusco, y encima me culpa porque le he vendido por un plato de lentejas. ¡No, querido primo, el culpable fuiste tú, que querías cambiar el asiento de la Lambreta por ese pedrusco!
Llegamos tarde, los tíos preocupados, entramos en casa y Lino se metió en la cama y no se quitó ni los zapatos.
La Lambreta la llevé para Fuentes. Una riada me la llevó al Valle de Zalamillas y hoy sus huesos descansan en Valderas.

Marimar dijo...

Hola a tod@s,
bueno antes de aportar la anécdota que me ha contado mi madre, os diré que cuando le he dicho que el que más anécdotas está aportando es Angel Ortega no le ha extrañado nada ¿Por qué será?. A continuación os relato una de las varias anécdotas que iré enviando.

En primavera, mi padre se iba muy pronto, antes de salir el sol, a retuerta a regar lo que allí tenía sembrado: alfalfa, patatas, berzas y de más hortalizas y había que llevarle el almuerzo o sea, las sopas y algo más.
Se lo llevaba mi hermana Maruja, antes de ir a clase, se iba con el burro que teníamos. Eso, para ella era un entrenimiento montaba en él y bueno no tenía miedo que la tirara porque... ¡cómo le corría! sorprendentemente mi madre la regañaba porqué temía que, las sopas no llegaran en el puchero, que se salieran por el fardel, que fue lo que le ocurrió un día.
Llegó con el almuerzo donde estaba el padre, ató el burro para que no se fuera y al coger la alforja ella se dio cuenta de que las sopas estaban por el fardel; lo colocó cuidadosamente las tapó, para que no se enfriaran, y le dice a padre "aquí le quedo el almuerzo, ya me voy".
El burro se le quedaba allí para que mi padre regresara y ella escapó y nada dijo, pero mi padre vaya chasco que llevó se quedó sin sus sopas.
Cuando llegó a casa preguntó: "Maruja ¿dónde está?"
Mi madre le contesta "¿qué la quieres?"
y le enseñó el fardel. "Mira dónde están las sopas que me llevó, a esa la voy a enseñar yo la lección".
Cuando llegó la preguntó, con el fardel en la mano, y le dice: "Maruja ¿esto qué es?"
y tan oreada le contesta: "pues yo se lo quedé allí bien, no se, yo no me dado cuenta".
Y la dijo: "curioso, tú no sabes nada, pues de hoy en adelante vas andando y yo me llevo el burro y así no le vuelves a correr. ¿Entendido? ¿Qué dices a esto?"
Ella, nada tan oreada dice: "¡vale! pues voy andando y si no llego a clases pues no voy".
Como no le castigo más que a ir caminando. Y ¡es que no valía que mi madre la dijera! por un lado la estuvo bien, tan poco estaba tan distante la finca.

Juliana González

Marimar dijo...

EL CHARCO ES NUESTRO

Otra vez de las que fuimos a lavar acabábamos de llegar, no nos habíamos instalado para empezar la tarea, miramos hacía atrás y vimos, en un teso alto que hay, que venía una en la burra y traía dos cestas de ropa. Era de Carbajal y es que venía por una senda que se llama, la Senda de Las Majadas. Lo cierto es que, nosotras mojamos la ropa sin haberla quitado la suciedad y la tendimos en la pradera allí al lado del charco para que ella no la ocupara con su ropa, es que sabíamos que iba a tenderla nada más llegar, pues había estado el día antes todo el día allí lavando y así tuvo que tender un poco más lejos, donde pastaba el ganado.
Cuando llegó nos gritó que éramos malas, sí que ella se dio cuenta de la hazaña que hicimos, se quiso sublevar un poco y la dije: no chilles que aquí no tienes nada que pintar, este terreno es nuestro. Te enteras, lo que tienes qué hacer en vez de chillar es darnos las gracias por dejarte lavar aquí tu ropa; tu y todos los de Carbajal que venís aquí ¿te has enterado? No sabíamos que la ropa no era de ella sino de unos ricos de Carbajal, que eran cuatro hermanos solterones, para los que trabajaba.

Juliana González

fuentina dijo...

Hola bloger@s.
Gracias por seguir aportando nuevas anécdotas a este nuestro espacio.
En breve reuniremos todas en pdf para que podais visualizarlas o descargarlas sin tener que buscar el formulario de comentarios.
¿Nos vemos en San Isidro?....

Marimar dijo...

Los chinitos de Maruja.

En la escuela la maestra les decía que llevaran un dinero para bautizar “chinitos” bueno, pues ella sisaba a mi madre del monedero peseta a peseta (más no, porque mi madre lo notaría) y así poco a poco. Bueno pues lo cierto es de toda la clase ella hizo el número uno, fue la que más “chinos” bautizó.
Cuando se lo dijo la maestra no se lo creía, llegó a casa emocionada y yo la pregunté “¿qué te pasa qué vienes tan contenta?” y me dice “anda que hice el número uno en toda la clase, la que más “chinitos” ha bautizado” y le pregunté “¿quién te dio el dinero?. “Nadie”. “ Es verdad a ti, no hace falta que te lo dé nadie se lo sisaste a madre, husmeona. Ya verás con todos esos bautizos que has hecho los “chinos” te llevarán al cielo por tu generosidad pero, no se sisa el dinero, se pide permiso.” Ella sabía que si lo pide no se lo iban a dar, como a los demás. Yo nunca pedía, ni mis hermanos porque sabíamos la respuesta. Por todo eso que hizo Dios se lo habrá recompensado. A mí me decía “tu eres mala” porque la regañaba.

Juliana González

Jesús dijo...

Marimar:
Me encantan tus anécdotas, las leo y es como si fuera julio y pasaramos la tarde en casa de tus padres en Castrillo y tu madre nos contara una tras otra las anécdotas de Fuentes. Este julio pasado fuimos, como siempre, un día y pasamos una tarde preciosa, tu madre no dejo de contar historias debajo de la parra, con esa merienda de embutido y pan que no me sabe igual en ningún otro sitio. Tus padres se ponen muy contentos cuando vamos, como que hacemos algo de más, pero no saben que los que verdaderamente sacamos "jugo" de la visita somos nosotros. ¡Que sigan así mucho tiempo!

Un abrazo grande prima.

Jesús

Marimar dijo...

Estábamos en el baile, que era donde tiene la casa Oracia, y vimos que se acercaban a nosotras dos mozos, de los de más edad que había en el baile y dice mi amiga “mira vienen a bailar esos pencos con nosotras, si Boje no se mueve además, te roza con la panza que tiene y el otro
te da vueltas pero no hace más que comer cacahuetes y le huele mal la boca. Vamos.” y salimos del baile para no bailar con ellos, se dieron cuenta y cuando entramos estaban a la espera y dice Boje, que era muy gracioso, “que malas sois ¿Por qué no queréis bailar con nosotros? si estamos bien, todavía tenemos buena planta y además vosotras con lo guapas que estáis ¿quién no va a querer abrazaros?” Nosotras ni caso “anda que os duchen para que os conservéis mejor y más frescos” y nos fuimos. Vaya pelmazos, pero ellos lo hacían más aposta para darnos la lata, éramos un poco guasonas, lo pasábamos estupendamente.

Juliana González

Marimar dijo...

LAVANDO UN DÍA DE TORMENTA

En primavera, cuando los días son grandes iba a lavar la ropa a la fuente de S. Miguel, un charco grande con agua muy buena, allí pasaba el día; la ropa blanca la tendía al verde en una pradera allí al lado para blanquearla.
Algunas veces nos reuníamos muchas para hacer el mismo trabajo y alguna vez no nos dejaba acabar el día completo porque se formaban unos nublaos y terminaban en tormenta y así fue; pero nos había avisado una de las compañera que era veterana y sabía más que las que éramos pues novatas y nos dice: niñas daos prisa que viene nublo por el valle Tanis. Sí que nublao estaba pero no la hicimos caso, porque lo decía muchas veces, ella recogió su ropa para la cesta y nosotras nada, a ver qué pasaba ¡vaya nube que se formó! ella se fue por la cuesta que había e iba a refugiarse en una caseta que había en un barcillar o viña. Nos voceaba: niñas recoger la ropa y venir. Bueno, ya lo veíamos malo y nos dimos prisa pero, nos cogió el agua. Hasta llegar al refugió nos sacudió el agua de lo lindo, nos pasamos la ropa, cuando llegamos ella estaba bien pero las demás como zaques de agua. La caseta era grande, tenía hornilla para poner leña y así lo hicimos. Tenían leña allí los dueños y cerilla y bueno hicimos fuego para secarnos, cuando empezó a arder salía humo y empezaron a salir ratones por todas partes ¡vaya folclore! lo pasamos bien aunque con la ropa húmeda y cuando pasó la tormenta no sabíamos que hacer para regresar, con la que cayó no podíamos caminar, nos tollábamos y con los burros mal fue para contarlo.
Los que estaban en casa preocupados, fueron con un carro de mulas a por nosotras y los burros los ataron al carro y así pasó, pero no fue fácil, como el agua cayó con mucha fuerza nos mancho algo la ropa así que fue peor el remedio que la enfermedad. No la hicimos caso y nos decía: del viejo es el consejo y es cierto.
Ella cuando se formaban nublaos miraba hacía un monte o dehesa que se ve, al fondo de la pradera que hay allí, donde había ganado, bueno pues miraba hacía esa parte y decía ya viene lloviendo por el valle Tanis. Era genial tenía mucha experiencia de la vida.

Juliana González Barrientos

Begoña dijo...

Hola a todos y a todas, muchas gracias por vuestra colaboracion en el anecdotario me encanta leer vuestras historietas. Algunooooooooo (mi tio) en vez de llamar anecdotario, lo llamariamos invetatario jajaja jajaja
Un beso grandisimo para mi tio.Bueno y para los demas un peso mas pequeño.

Marimar dijo...

sin palabras me he quedado al ver las fotos compartidas por Isabel y Paula. En cuanto las he visto he pensado ¿si las viera mi madre? sobre todo la del palio, que me da a mi que tiene algo que ver con una costumbre del carnaval. Yo ha sido verla y visualizar lo que mi madre me cuenta. Una reflexión: viendo estas fotos y las demás del album ¿no os da la sensación de estar viajando en el tiempo? ¿un tiempo que no parece real?

Marimar dijo...

Antes de tener mis padres viñas iba de obrera para los vecinos de al lado y de toda la cuadrilla había una que era muy graciosa y uno de los días, estando desayunando o almorzando, como se decía entonces, estábamos tan callaos y dice ella “gracias” y nadie decía nada y repite “muchas gracias majo y cuando quieras repite” y la dice uno de los amos “¿qué dices idiota?” “pues que repita cuando quiera que me ha gustado. ¿Quieres saberlo guapo? Pues mira es el gato que anda por debajo de la mesa y me toca con el rabo en las piernas y lo hace tan suave que me gusta ¿te has enterado? pues ya lo sabes y ahora vámonos a la vendimia que ya es hora”.
Otro día estábamos almorzando sopas de ajo y ella no comía y la dijimos “tu ¿no tienes hambre? y dice no es que “no es que no tenga hambre pero, ha caído una mosca y no tengo ganas es que, en las sopas si veo una mosca… si fuera pollo o conejo lo quito y no me da más”.
Fijaos si es curioso las sopas no era su plato favorito decía que se le hinchaban las muñecas.
Cuando estábamos en la tarea y se acercaba la hora de la comida miraba para el camino si veía la tartana del amo nos daba una voz y decía “niñas que ya viene el amo con el tiboril y ya nos trae la comida, venga arrimaros que ya viene el alimento”.
También nos decía “mirad la que se da en el corvejón y mancha las medias de serbus (crema de limpiar) de los zapatos es que está virgen pero, las que no se mancha el tobillo, malo esa ya pasó por la piedra”.
Otra cosa que nos contaba es “¿sabéis cómo me depilo las manos? cuando está en llama la lumbre paso las manos por la llama y listo, quitado el vello. Era genial
Otro de los días que fuimos a lavar a la fuente de S. Miguel coincidió que era la fiesta de S. Cipriano, pero como nosotros no éramos de sea fiesta fuimos a lavar como otro día más. Estaba allí un señor que guardaba aquellas viñas se acercó a nosotras y nos dice: “si en vuestro pueblo es fiesta ¿cómo venís a lavar?” y le dijimos “y a ti que más te da” y entonces ella le dice “pues como pensábamos que tu estaba aquí pues no trajimos merienda porqué nos darás tu los rellenos para comer o no” él se dio media vuelta y se fue. Da la casualidad (o no tanta) que le apodábamos el relleno de Carbajal. Y dice ella “mira como se fue no quiere repartir pero ahora te quitamos las uvas para el postre ¡eh! ¿No me oyes? venga chicas a por las uvas que el relleno no nos ve”

Juliana González

marimar dijo...

Antes de tener mis padres viñas iba de obrera para los vecinos de al lado y de toda la cuadrilla había una que era muy graciosa y uno de los días, estando desayunando o almorzando, como se decía entonces, estábamos tan callaos y dice ella “gracias” y nadie decía nada y repite “muchas gracias majo y cuando quieras repite” y la dice uno de los amos “¿qué dices idiota?” “pues que repita cuando quiera que me ha gustado. ¿Quieres saberlo guapo? Pues mira es el gato que anda por debajo de la mesa y me toca con el rabo en las piernas y lo hace tan suave que me gusta ¿te has enterado? pues ya lo sabes y ahora vámonos a la vendimia que ya es hora”.
Otro día estábamos almorzando sopas de ajo y ella no comía y la dijimos “tu ¿no tienes hambre? y dice no es que “no es que no tenga hambre pero, ha caído una mosca y no tengo ganas es que, en las sopas si veo una mosca… si fuera pollo o conejo lo quito y no me da más”.
Fijaos si es curioso las sopas no era su plato favorito decía que se le hinchaban las muñecas.
Cuando estábamos en la tarea y se acercaba la hora de la comida miraba para el camino si veía la tartana del amo nos daba una voz y decía “niñas que ya viene el amo con el tiboril y ya nos trae la comida, venga arrimaros que ya viene el alimento”.
También nos decía “mirad la que se da en el corvejón y mancha las medias de serbus (crema de limpiar) de los zapatos es que está virgen pero, las que no se mancha el tobillo, malo esa ya pasó por la piedra”.
Otra cosa que nos contaba es “¿sabéis cómo me depilo las manos? cuando está en llama la lumbre paso las manos por la llama y listo, quitado el vello. Era genial
Otro de los días que fuimos a lavar a la fuente de S. Miguel coincidió que era la fiesta de S. Cipriano, pero como nosotros no éramos de sea fiesta fuimos a lavar como otro día más. Estaba allí un señor que guardaba aquellas viñas se acercó a nosotras y nos dice: “si en vuestro pueblo es fiesta ¿cómo venís a lavar?” y le dijimos “y a ti que más te da” y entonces ella le dice “pues como pensábamos que tu estaba aquí pues no trajimos merienda porqué nos darás tu los rellenos para comer o no” él se dio media vuelta y se fue. Da la casualidad (o no tanta) que le apodábamos el relleno de Carbajal. Y dice ella “mira como se fue no quiere repartir pero ahora te quitamos las uvas para el postre ¡eh! ¿No me oyes? venga chicas a por las uvas que el relleno no nos ve”

Juliana González

Marimar dijo...

MI ROSARIO

Hace tiempo
que abandoné mi pueblo
y desde allí me bien para aquí
y en mi bolsillo llevo el rosario
que un día mi madre me diera para mi.

Volví a mi pueblo
donde mi madre sola quedó
y juntas rezamos el rosario
que de niña tantas veces me enseñó.

Cuando, otra vez, vaya a mi pueblo
y oír no pueda el eco de su voz
junto a su tumba rezaré el rosario
que de niña tantas veces me recordó.

Y, si es cierto lo que ella nos decía
que esta plegaría nos acercaba a Dios
tengo esperanza que en el cielo
algún rosario rezaremos juntas las dos.

Juliana González

ANGEL ORTEGA dijo...

EL MELONAR
Existía un melonar, en el camino que nos lleva de Fuentes a Carbajal,
No nos podíamos acercar a dicho melonar, ni cuando íbamos a bailar,
Todo es cosa de pensar, que el fruto está maduro, lo tenemos que probar,
Los melones, un riquísimo manjar, ya tienen color, se les puede catar,
El dueño no le deja de vigilar, ahí está la picardía de aquel bravo chaval,
Para que alguno de aquellos melones, les podamos despistar.
Son fiestas en Valdemora, día de la Piedad, allí tenemos que estar.
Los jóvenes con las mozas tenemos que bailar, uno tiene novia, le tengo que acompañar,
También acude el hijo del dueño del riquísimo melonar.
El mozo está pendiente de los mozos de Fuentes, no se la vayan a liar,
El padre le ha recomendado que vigile el melonar, que los melones, nos pueden quitar,
Este jueves es mercado en Valencia, les tenemos que llevar.
Son las dos de la mañana el mozo se sienta a jugar, ya no hay que pensar,
Nosotros mientras la gran sentada tenemos que dar la “atracada”.
No perdemos el tiempo, tenemos que marchar, el camino es largo y nos puede pillar.
Tenemos que llevar los melones para Fuentes, y poderlos guardar,
Camino Fuentes marchamos hasta llegar al melonar, no tiene guarda, tenemos libertad,
Se siente el ladrido de un perro, que nos quiere asustar.
Después de coger unos melones nos marchamos para casa, les tenemos que guardar,
Le pregunto a mi amigo ¿estarán maduros? de repente se oye a lo lejos una voz,
Si quieres saber si están maduros, mételes la mano en el culo.
No puedo saber quien sois, pero me lo puedo imaginar.
¡Ay! se lo contaré al cura, lo tendréis que confesar, esto no se puede perdonar.
No nos pilló con las manos en la masa, eso deseaba el dueño del melonar.
Son historias graciosas de Fuentes que no se pueden ocultar,
Qué ricos estaban los melones, con jamón, muchísimo mejor.

TARARI.- Y ANGEL ORTEGA.

marimar dijo...

RECUERDOS DE NAVIDAD

Recuerdo siendo una chavala, cuando iba a la escuela, a mis amigas y a mí nos surgió la idea de ir a cantar los reyes a la sra maestra; y es que yo oía a mi abuela que ella y sus amigas iban a cantar los reyes al sr cura, se lo comenté a mis amigas y bueno decidimos hacerlo.
Fuimos a casa de una señora, que le gustaba que le preguntáramos, que nos contara cuando ella fue joven lo que hacían y nos contaba cosas (a mí me gustaba escucharla, aunque no siempre me gustaba el tema). Fuimos a su casa a ver si nos enseñaba los reyes que ella cantaba de joven y estuvo encantada. Se puso en plan saco el y a cantar y es que ella tenía un humor. Mi abuela me dijo ir donde Micaela que ella tiene más humor y era verdad. Esa señora y digo señora porque ella no me oye, porque cuando decíamos el “sr fulano” ella decía Señor sólo había uno y estaba en el cielo que no se decía señor sino “fulanito de tal” ya digo que era muy entusiasta y original. Sabía bien en el día que marcaba la hoja del calendario.
La víspera de Navidad ponía en la chimenea unas cepas, de las que arrancaba de la viña que no daban fruto, menudas brasas tenía y ella día que era para calentar los pañales al niño Jesús, Daba gloria estar allí al amor del las brasas ensayando con las castañuelas y almirez.
Fuimos mi hermana Pili, Chencha, conchita, Federica, mi hermano Joaquín, Urbano del Río, uno que era de Valdemora que estaba allí con unos tíos y yo.
Llegó la víspera de reyes, por la noche nos fuimos con los instrumentos a cantar los reyes a nuestra maestra que se llamaba Beatriz y era de Boñar, su marido era sargento de al guardia civil y tenía cuatro hijos, vivían en la casa donde vivió Liborio y tuvo el baile, Llegó la hora y todo Salió bien.

El cantar decía así:
A la señora maestra
felices reyes le deseamos
Dios le de mucha paciencia
para poder educarnos
bien venido sea el rey divino
pues habéis venido
sólo a redimirnos
y también a D. Julián
del mismo modo le hablamos
Dios le de salud
para llegar a otro año, bienvenido,
y a la señorita Sara
también la felicitamos
que pase felices fiestas
con sus padres y hermanos.
A la más pequeña Conchi
por ser la más pequeñita
también la felicitamos
con estas nuevas noticias
bien venido sea el rey divino
pues habéis venido
sólo a redimirnos.

Iban caminando
los reyes piadosos
donde les guía
el rey envidioso
que con mano extraña
quiso destronar
al recién nacido
que está en el portal.
Siguen caminando
los reyes con alegría
una estrella les sirve de guía
se fija para
el mundo anunciar
que nació el niño
en un triste portal.

El ama de casa saque el aguinaldo
que no sea tarde
si nos le ha de dar
que lo paga el niño
que está en el portal.

Terminado el cántico nos dio el aguinaldo no podía negarse se lo pedimos y bueno pasamos bien la velada. Además el sargento dijo: hoy a beber todos y el que no lo haga se lo hecho en la cabeza. Yo que nunca bebía pero por temor a que me bautizara bebí. Este señor estuvo mal (no sé si de los nervios) bueno mal y cuando su mujer vino a Fuentes de maestra él estaba en Palencia, ingresado en un psiquiátrico y tardó en venir al pueblo y yo pues pensé: si no bebo y le da la vasca… es que era alto, moreno y algo se le notaba alguna vez. Iba por la escuela y nos daba el dictado y como vocalizaba muy bien ya te decía él como se escribía la frase y de matemáticas igual. Era inteligente pero algo le pasaba.
Recuerdo de ir a Campazas con la maestra a llevarla a coger el tren para ir a verle a Palencia. Iba con la burra era en primavera. La pobre cuando vino tenía tres hijos, el mayor en el seminario y la pequeña nació en Fuentes. Yo me acuerdo de ella porque cumplí los 15 en agosto y seguí yendo a clase, la verdad fui privilegiada en eso que no sé como mi madre me dejó porque nació mi hermana Maruja en el 17 de noviembre. Entonces ya se terminaron las clases, la carrera y ya no volví más.

Juliana González

Marimar dijo...

Ahora que ya tengo un poco más de tiempo iré aportando alguna anécdota e historias que mi madre va escribiendo. Hoy una cortita.

Recuerdo una vez, que estaba arrancando legumbre por la mañana con una familia y pasó un señor, en un burro montado, con su capa y sombrero, era sordo y él supuso la respuesta que le íbamos a dar a su saludo y la conversación quedó como sigue:
“Buenos días” y le contesta una señora que estaba con nosotros “buenos días ¿dónde vas tan abrigado?” Responde él “¿descansaste?” y ella “qué dónde vas tan abrigado” él “yo bien y tu” ella “anda sigue tu camino” él “sí voy con el almuerzo para la cuadrilla, ¡¡arre burro!! y se fue . Nosotros nos reímos un rato sin pensar que tarde o temprano también tendríamos ese problema.

Juliana González.