Nacimiento del blog

Abrimos hoy un espacio nuevo de reunión de las gentes de Fuentes donde esperamos vuestros comentarios, fotos, anécdotas.....
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lunes, 21 de febrero de 2011

PENDON PROCESIONAL DE FUENTES DE CARBAJAL



“Las Campanas y el Pendón, del Pueblo son”(dicho popular)

Hoy quisiera zanjar una deuda pendiente con el blog de nuestro pueblo, y con todos aquellos que estáis interesados y a la espera de conocer las últimas noticias sobre el Pendón de Fuentes de Carbajal.

Antes de nada, creo conveniente explicar y dar a conocer algo sobre la tradición y cultura de los Pendones Leoneses: su origen, significado, por qué y cuándo se luce esta enseña y qué significado tiene para nosotros en Fuentes de Carbajal.

Como bien sabéis, en la provincia de León y en algunas zonas próximas por distancia y rasgos culturales (Zamora, Palencia, Cantabria…), existe una arraigada tradición por estos llamativos elementos, señeros de la Región Leonesa, los cuales pueden verse ocasionalmente en algunas fiestas populares y actos de carácter civil o religioso. Dicha tradición tiene su origen en la Edad Media, durante la cual nuestro país mantuvo un larguísimo proceso militar y religioso hasta unificar toda la Península Ibérica en lo que actualmente son las dos naciones: España y Portugal. Me estoy refiriendo a la Reconquista, la cual duró ochocientos años, ¡casi nada! Por entonces no existían ejércitos organizados, sino que el Rey, los nobles y eclesiásticos o los concejos, formaban las tropas (“mesnadas”); los únicos soldados profesionales eran los “caballeros”, siendo las batallas confusas por la dificultad de distinguir a las fuerzas enemigas; no existían los uniformes y los jefes militares solían cambiar frecuentemente de aliados, dándose vital importancia a las banderas, cuyos colores y escudos distinguían en todo momento a unos jefes de otros.

Parece lógico pensar, que nuestros Pendones Leoneses, descienden de aquellas banderas (de gran tamaño) utilizadas en las batallas que se sucedieron durante la Reconquista, siglos XVI, XVII y XVIII. Si bien, el Pendón Real de León es mucho más antiguo (data del siglo XII) y se utilizaba en varios actos ceremoniales, siendo uno de los principales la proclamación de cada nuevo rey de España, desde Alfonso VII hasta Isabel II.

Para concluir este tema, sólo añadir que durante este periodo el Reino de León, que por cierto ya ha cumplido su 1.100 aniversario, aportó algunas de las prácticas democráticas que hoy conocemos, como los Fueros, las Cortes o los Concejos, introduciéndose por primera vez en España la heráldica, pues los Reyes de León fueron los primeros en usar un signo: el león y un color distintivo: el púrpura, que hoy llevan casi todos los pendones leoneses. Ambos conforman hoy nuestra actual bandera de León.

Por tanto, en su origen los pendones tenían un carácter más bien civil, pero con el transcurso de los años, los pendones se han integrado en las celebraciones religiosas: procesiones, romerías, rogativas…


Un pendón es pues, una insignia integrada por una vara de una longitud entre 5-13 metros, y un paño o tela, generalmente de seda adamascada, rectangular con bandas de distintos colores (representativas de las victorias en las distintas batallas), cortado en medio, haciendo dos picos de distinta longitud. Los colores son variados, predominando en ellos el rojo (color real leonés) y el verde (representa el Islam y las victorias frente a él). Un pendón puede llegar a pesar entre 15-35 kg, es de suponer que para portarlo suele ser necesaria la ayuda de al menos otras dos personas (remeros), que van sujetando dos remos o cuerdas que cuelgan de lo más alto de la vara, y que ayudan a desplazar, elevar o bajar el pendón a su portador, además de servir de apoyo en las demostraciones de pericia o acrobacias que suele llevar a cabo éste último. ¿A quién pertenece? Como siempre, en el tema de la propiedad suele haber controversia, para unos pertenece a la parroquia, pero para otros, el pendón es del pueblo, pese a que se custodie en la Iglesia (parece el lugar más indicado por su altura). Sea de quien sea, lo que sí es cierto es que todos somos responsables de mantener y conservar en buen estado nuestro pendón por ser un signo más de identidad del pueblo y valiosa herencia de nuestros antepasados.

Fuentes de Carbajal, al igual que el resto de pueblos del entorno, también conserva su propio pendón. Son cinco las franjas que componen el paño: tres de color púrpura (carmesí) y dos verdes. Al no disponer de documentación, poco más podemos afirmar sobre él. Lo que sí es seguro, es que el actual pendón no es el original, aunque tampoco podemos constatar la fecha de éste. Sí sabemos que en el año 1901, el día de Pascua, se estrenó el nuevo pendón procesional basado en el original, y que posteriormente, en el año 1951 se restauró gracias a los fondos recaudados por los jóvenes del pueblo, quienes intervinieron en una obra de teatro que fueron representando por las distintas localidades de la zona.

En Fuentes es tradición procesionar el pendón en las fiestas de carácter religioso, antiguamente, San Vicente y San Cipriano, y actualmente, San Isidro Labrador, y el Sagrado Corazón de Jesús. También era frecuente sacar el pendón en alguna rogativa y para recibir alguna autoridad importante.


Para finalizar, quisiera contaros a todos, que recientemente nuestro pendón ha sido objeto de una nueva restauración, pues la tela se encontraba seriamente dañada debido a que la última vez que se prestó para el desfile de Pendones Leoneses el día de San Froilan, se mojó por la lluvia caída en ese día. Nadie sabe (o no quiere saber) a ciencia cierta qué fue lo que ocurrió, pero sí se pudieron observar los desperfectos ocasionados en la tela el último día que lo procesionamos en Fuentes (26 de Julio de 2009). En esta ocasión, la Junta Vecinal ha obtenido una ayuda a tal fin del Instituto Leonés de Cultura del 45% del coste total de la reparación. Lo que sí puedo avanzaros es que hoy el pendón se encuentra completamente reparado, y esperemos que pueda lucir de nuevo en las tradicionales procesiones del pueblo, siempre que tengamos unos buenos mozos que se presten para ello. Sé que no nos fallaréis.

Un fuerte abrazo (y grande muy grande) para todos. Hasta la próxima.