La
vida de mi tío Braulio.
Que nadie
hable de él es triste y no entiendo por qué nadie le recuerda si fue uno más de
nuestra familia y de la misma sangre y su vida fue dura y triste sólo él lo
sabía. Era el hermano pequeño de mi padre y que nadie lo recuerde no se a qué
es debido ¿quizá lo creen una bajeza porque era distinto a los demás?
Su
vida o historia es la siguiente. Era el más pequeño de los cuatro hermanos,
estaba impedido a causa de una enfermedad y no podía hacer los trabajos del
campo como otras personas, si sus padres le hubieran dado estudios hubiera sido
lo mejor para él porque era inteligente pero, sus padres no tenían medios económicos
para ello y fue una pena en todos los
sentidos así que, cuando faltaron sus padres ¡la que se le vino encima! Mis
abuelos murieron jóvenes su padre murió antes de nacer yo, así que en esos
momentos tan duros, no sé qué pensaría de su futuro, no lo tenía nada fácil,
tuvo una vida dura, triste y complicada.
Al
morir su madre quedó en manos de los hermanos, o sea que empezó el sorteo de un
mes contigo y otro conmigo, otro aliciente no tenía, no se valía por sí mismo.
Trabajar no podía para ganarse la vida y por otra parte el trabajo no era lo
suyo, eso no lo entendía. Así que, unos meses en casa de mi padre y otros en
casa de su hermana Valentina, eso es lo que pasa si no tienes otra opción. Sí
que tenía una hermana religiosa pero nunca se ocupó de él para nada y eso que
era de las Hermanitas de la Caridad, no sé el hábito como le sentaría porque
nunca la vimos, ni supimos de su paradero, ni por dónde andaba. Cuando falleció
enviaron un telegrama a sus hermanos comunicando
el fallecimiento (aunque hacía años que pensábamos que ya había fallecido) creo
que está enterrada en la Villa de Arosa.
Cuando
llegó el telegrama con la noticia de su fallecimiento mi padre se quedó frío y
dijo ¿pero aún vivía? si ya ni se acordaba nadie de ella y menos que existiera así
que sería mayor. Creo que era la mayor de los cuatro hermanos, es cierto ese
dicho que dice que mala hierba nunca muere y si muere tarda, eso es lo que le
pasó a ella, no quiso nunca nada con su familia, no conoció a sus sobrinos.
Increíble pero cierto que fue así.
Mi
tío tuvo la vida que eligió de un lado para otro mendigando por los pueblos, al
recodarlo le dan a una escalofríos, vivió como quiso, mal.
El
era independiente no se sujetaba a nadie y que le dieran órdenes, de eso nada,
lo suyo era la libertad como las aves que vuelan de un lado para otro. Por eso
cuando le parecía se marchaba de casa, se iba de un pueblo a otro mendigando se
unía a otros mendigos que había en aquellos años de la posguerra (que entonces
eran muchos) por desgracia durmiendo donde les recogían, en los pajares, sin
ningún tipo de higiene y cuando le parecía volvía a casa con sus hermanos,
lleno de miseria, le aseaban, estaba unos días donde fuera, en Carbajal con su
hermana o en Fuentes con mi padre, estaba unos días y sin avisar se marchaba
otra vez y así fue su vida y nada se podía hacer. Era triste para los que lo
vivimos y más para sus hermanos, sin saber por dónde andaba, si estaba por los
pueblos de su entorno.... pero se pasó muchos días deambulando así que, conocía
mucha gente y luego contaba sus vivencias con las gentes.
Como
ya he dicho antes era inteligente pero no quería que nadie le diera órdenes, él
no quería más que ser libre y que nadie lo retuviera, si alguien le mandaba
hacer algo luego decía que no podía, como estaba un poco impedido era su
disculpa y si le regañaban se sublevaba y se iba de casa.
Lo
que tenía era mucha astucia y maldad porque alguna vez le mandaba mi madre que
fuera por agua a la Fuentina, iba al alberque que estaba más cerca pero, el
agua era peor (no se puede comparar) y cuando mi madre le preguntaba de dónde
traes el agua, él decía de la Fuentina Pilar, como siempre y tan oreado, no
rectificaba. Por eso digo que maldad sí que tenía y picardía. Era muy picarón
con las mujeres y como andaba por los pueblos conocía mucha gente y le gustaban
las que tenía buena planta, por lo que contaba, pero me temo que esas no eran
para él.
Contaba
muchas anécdotas, a mi me gustaba oírle contar lo que veía por los pueblos algo
se inventaba él, mi madre luego le decía ¿de dónde cogiste esa mentira? él se
sonreía pero insistía que no era mentira.
A
mí me decía que me quería mucho porque fue mi padrino de pila, me ensañaba a
hacer las cuentas y a resolver los problemas que mandaban en clase, para eso
era un experto, nadie le engañaba al contrario, antes lo hacía él si tenía
oportunidad.
Recuerdo
una de las veces, no sé que hizo, porque hacía de las suyas siempre que tenía
ocasión, lo cierto es que mi padre le castigó y el castigo fue que no le dejaba
ir a las fiestas de Carbajal, que era su pueblo, ese era el peor castigo que se
le podía poner, pero ocurrió lo siguiente:
Ya
por la noche, mi madre como todo le daba pena, le dijo: ven conmigo a la cocina
y no te muevas de ahí que voy a dar de comer a las vacas y luego vengo. Cuando
mi madre volvió él ya no estaba allí pero, si estaba el mesonero, que tenía
tienda además de recoger a los viajeros que pasaban por el pueblo, mi madre le
pregunta: ¿no estaba aquí Braulio? y dice el señor: a eso venía yo haber si
estaba aquí. Mi madre le dice: si no ha tenido tiempo le dejé aquí mientras
daba de comer a las vacas ¿qué es lo que ha hecho ahora? y le responde, el
mesonero: pues que estuvo en casa y no había nadie en ese momento en la cocina,
entró en la tienda, abrió el cajón del dinero y lo cogió. Le vimos al salir de
allí pero no sé donde se metió, no le vimos más y pensé que estaría aquí.
Allí
no estaba se fue a Carbajal a la fiesta, ya tenía dinero pues a disfrutar.
Mi
madre preocupada y ¿qué le digo ahora a Francisco que me dijo que no le dejara
salir? Mi padre estaba en Carbajal así que la bronca para mi madre.
Pasaron
los años y ya íbamos siendo mayores y él no era de fiar y por otra parte andar
deambulando por los pueblos cuando le apetecía, eso no era vida y decidieron
internarle en un centro, al menos estaba recogido, y en mejores condiciones; el
centro era la Beneficencia de León, estaba en S. Mamés, era enorme, daba pena
lo que se veía por allí.
La
primera vez que le llevaron se fugó y se vino para el pueblo. Le preguntábamos
¿por qué lo hiciste Braulio? y contesta porqué me mandaron barrer el patio y no
quise, que lo barrieron ellos. Como lo suyo era no obedecer, ni recibir órdenes
de nadie, buena madera tenía él, como de tonto no tenía un pelo, seguro que se
fue a la estación del ferrocarril y se iría hasta Castrofuerte luego tomaría el
camino y a Carbajal. De verdad era un lince fino y nos hizo sufrir mucho, es
muy duro tener un familiar así y es que por más que le decías, nada, el tenía
sus ideas fijas para actuar cuando quería y como quería.
El
centro en el que estuvo no cobraban nada, no sé si estaría subvencionado pro
algún organismo, seguro que sí porque el nombre lo dice Beneficencia.
Cuando
se vino para casa mi padre penó llevarle a otra parte, que no fuera León, para
que no le fuera tan fácil escaparse. Miró en Sahagún pero no puedo ser y lo
llevo de nuevo a León, el centro estaba en San Mamés, lo recuerdo bien porque
le visité alguna vez, no sé si aún existe pero no se me ha borrado como era
aquello. En la entrada, a la izquierda, en el patio, tenían al portero en una
caseta de madera, era cojo y flaco, aún tengo su imagen en mi mente gravada; le
preguntabas por Braulio González y te decía: por ahí anda esa buena pieza, pero
él nos "gispiaba" luego y salía para encontrarse con nosotros. Yo iba
con un tía hermana de mi abuela Benancia, ella si le visitaba, vivía en León y
cuando venía al pueblo enseguida decía a mis padres ¿por qué no me dejáis
llevar unos días a Juliana conmigo para que descanse del ajetreo del verano? y
fue con ella varas veces y siempre me decía: vamos a ver a tu tío, el pobre
está muy sólo además, mi madre nos daba un paquete par él y un poco de dinero
eso lo agradecía más que el paquete porque le gustaba el juego y como era un
lince para eso siempre ganaba, sabía de todos los juegos.
Por
otra parte, el día que tenía libre visitaba a los que conocía del pueblo y de
los pueblos de los alrededores y como le daban propina, siempre tenía dinero.
Era muy inteligente hacía bien el papel a la gente que le daba pena. Hizo
sufrir mucho a sus hermanos y es que la vida por dura que sea tienes que
aceptarla y no avergonzarte porque un miembro de la familia sea diferente
aunque cueste asimilarlo.
Recuerdo
bien que los chavales le hacían pifias y el no lo soportaba porque tonto no era
y que se burlaran de él menos; yo si lo veía no me gustaba y es que en aquellos
años la gente tenía, otra mentalidad, pobre del que anduviera mendigando o tuviera
una minusvalía los chavales iban detrás y es que él hacía bien el papel de no
poder andar bien, era muy tuno y cuando la gente no lo veía o él creía que
nadie lo veía, caminaba más deprisa.
En
una ocasión iba de un pueblo a otro caminando y se encontró con una señora que
iba en su burro y llevaba en los cestos
huevos, la buena señora al llegar a su altura le dio pena y se dijo: no sé que
me da verle andan así, ¿si quiere montar en el burro un rato? él aceptó, subió
al burro y lo puso a correr y a la buena señora la quedó en blanco, le gritaba
pero él ni caso y la señora se lamentaba por los huevos que se rompieron, como
le conocía pues fue a por su burro, increíble la buena señora le hizo el favor
y le salió caro.
¡Cuánto
sufriría mi abuela que decidió irse con él al centro una temporada para ver si
se sujetaba allí y no anduviera como un pordiosero por el mundo porqué, a la
abuela la dio algo y se quedó imposibilitada y no podía estar con ella.
Después
de morir la abuela andaba a meses en casa de sus hermanos, hasta que le
llevaron a la Beneficencia, allí al final estuvo unos años y ya no se escapaba
porque no podía, la enfermedad le iba deteriorando.
En
aquellos años de posguerra había muchos mendigos. Recuerdo uno que era de
Roales y era muy gracioso, nos decía como tocaban las campanas de Roales, su
pueblo y cuando le veíamos mis amigos y yo le preguntábamos Vicente, que así se
llamaba, dinos como tocan las campanas de Roales y el pobre lo hacía y es que
tenía un ojo mal y cuando hacía esos movimientos, se le caía la baba (el pobre
no estaba bien) y nosotros como inconscientes nos reíamos de lo que él hacía y
yo no me daba cuenta, que a mí no me gustaba cuando se burlaban de mi tío y yo
cuando tenía ocasión también lo hacía.
En Castilfalé decía que se
hospedaba en cas de su tío Enrique, que era el abuelo de victor, el hijo de
Beatriz y hablaba mucho de ellos y de sus vecinas, de Sara, Patro y de la
tuerta. Yo no conocía a nadie pero le escuchaba, cuántos ratos pasarían a
cuenta de él. Era muy pícaro, si se descuidaban un poco no se iban sin el
piropo y agarrarlas de la falda, para eso era un lince aunque, a la vista de la
gente, hacía bien el papel de inválido y cuando quería cambiaba de aspecto.
Una de las veces que vine a
Castilfalé me mandó mi tía que fuera a lavar ropa a la fuente y estaba una
mujer, que yo no sabía quién era, vivía en otro barrio por el que yo no iba
pues mis tías vivían en el centro del pueblo. Ella sabía quién era yo y me dice
¿te puedo hacer una pregunta? la dije sí por qué no ¿qué es de tu tío Braulio?.
Mi tío ya falleció hace unos años y me dijo que cuando iba a León le visitaba
muchas veces con su hijo Victor que, a su hijo lo quería mucho porque iba mucho
por casa de su suegro. Yo la miré y me di cuenta que le faltaba un ojo y me
dije, esta es la tuerta de la que hablaba mi tío. También hablaba de Gabriela,
la hermana de Beatriz y de otras.
A la Tuna de Villabraz la nombraba mucho, yo le
escuchaba sin pestañear y me preguntaba ¿Quien era esa mujer?
Fui un año a Villabraz a la
fiesta, tenía yo 15años (quién los pillara) y fui al baile que, por cierto lo
tenía la Tuna yo que la veo al mostrador, con un mandil blanco sirviendo copas,
tan guapa, tan despampanante, la miré bien y también me dije, esta es la tuna
de laque mi tío hablaba. Pero ¿cómo esta mujer iba a escuchar a mi tío,
ilusiones de él, aunque él tenía buen ojo, le gustaban las que tenían buena
planta, me temo que esta no estaba para él, les tendría mejores que mi tío.
Recuerdo que la prima
Jesusa iba a ayudar a mi madre a coser y
alguna vez coincidía que estaba él en casa, se sentaba al lado de mi madre y
Jesusa, cuando estaban cosiendo y como era muy guapa no podía por menos que
tirarla piropos. Mi madre le miraba y le decía "Braulio calla" y el
respondía "ya no le digo más". Pero Jesusa la decía "déjele que
me diga lo que quiera" pero o se le podía dar confianza, era de cuidado.
La hermana monja nunca se
acordó de su hermano, ni de nadie de la familia, ni siquiera sabemos como le
sentaba el hábito, nunca la vimos por aquí. Creo recordar que vino donde su
madre, que aún vivía, aunque no estoy muy segura, cuando la guerra civil,
supongo que a refugiarse de las balas que aquí estaba más segura. Mi madre
decía que era mala, sus motivos tendría para decirlo, aunque nunca nos los
contó. Tenía la costumbre de ir al neal, donde ponen las gallinas el huevo, y
cogía uno le hacía un agujero y lo sorbía, fresquito, no le hacía falta la
sartén, ni el aceite. Muy fácil de preparar.
Mi tío no era de fiar, pero la
gente, no era buena, como le veían así y creían que no sabía dónde le rozaba el
zapato pues le picaban. Lo siguiente me lo ralató una señora de Castilfalé.
Estaban ella y otra cosiendo
a la solana y llegó él y se quedó conversando con ellas y le empezaron a picar
que "si tu nada ....." (no hacer falta ser más explicita) se alteró y
tuvieron que irse corriendo, entrar en casa y trancar la puerta porque, iba
detrás corriendo y me dijo ella "la
culpa fue nuestra porque le picamos, y claro si picas y picas pues al final
saltas".
Luego que Braulio era malo,
le hacía malo la gente.
Los primeros años de estar en
ese centro le daban permiso un mes al año y venía a pasarlo con su familia en
Carbajal y Fuentes.
Como los años pasan para
todos, él no iba a ser menos y la enfermedad iba cada vez a más y dejó de venir. Mi
madre cuando tenía ocasión le mandaba un paquete por alguien del pueblo que
estuviera en León.
Los últimos días de su vida
tuvieron que ser tristes darse cuenta de que se aproximaba el final al sol, sin
nadie a su lado; sólo él que lo pasó lo que pensaría nadie lo sabemos; además
no tuvieron la delicadeza de avisar a sus hermanos, nos enteramos por un
familiar que vivía en León, había estado en el pueblo y mi madre le dio un
paquete para él, fue a visitarlo y entregarle el paquete y ya había fallecido. Cuando
nos avisó ya era tarde, en aquellos años no había teléfono en estos pueblos. Nadie fue y por eso la familia no se acuerda pero fue así de triste su final.
En esta vida, la realidad por
dura que seas tienes que aceptarla, no queda otra opción para qué engañarnos si
lo estás viviendo y no lo puedes ocultar y menos ignorar la vida de cada
familia, no hay porqué intentar esconderlo, ni rechazar a un familiar, yo no me
avergüenzo de que fuera mi tío y que los demás piensen lo que quieran.
Bueno, no me queda más que
contar aunque, se cosas e historias que me contaba de los pueblos que recorrió,
que fueron muchos, me cantaba coplas, que en aquellos años las cantaban los
ciegos para que les dieran limosna, ahora para saber lo que ocurre por el mundo
hay otros medios para dar la noticia del crimen que, por desgracia son muchos
los que en la vida se cometen. Esos recuerdos no los he olvidado los tengo
gravados en mi mente.
Las personas como mi tío
dejan la huella marcada para siempre, con sus cosas buenas y malas, pero es
mejor quedarse con los buenos recuerdos. Cómo veis una historia triste con
sabor amargo para mí que he tenido la valentía de escribirla recordando su
persona. La sobrina que ha querido que no permanezca en el olvido de cuantos le
conocieron por todos estos pueblos que él en su día recorrió, muchas veces. En
homenaje a una persona para la que la libertad era lo suyo y que así la vivió,
como quiso, mal.
Cuando falleció yo tenía 21
años, ha pasado más de medio siglo y fue en el mes de mayo.
Así que en ese centro
finalizó su andadura, la de una vida dura, triste y complicada que si uno
lo piensa detenidamente se le pone la
carne de gallina y no es para menos. Murió joven.
Seguro que mi hermano sabe el
año que falleció tiene buena memoria, dicen que en esta vida hay personas que
nacen con estrella, pero el por desgracia nació estrellado para toda la vida. Descanse
en paz, su sobrina le recuerda con cariño.
Juliana González Barrientos.
Yo tengo una visión distinta
de mi madre, tal vez porque no lo viví. Pero yo no creo que viviera mal, era un
espíritu libre que nació en un lugar y una época que no estaba preparada para
admitir que alguien no quisiera vivir en esa sociedad.
Yo pienso que para él lo
realmente triste es que lo ingresaran en la Beneficencia de León creo que esa
perdida de libertad, de andar libremente por los campos, etc, tuvo que sumirle
en una gran tristeza.
Es cierto que para las
familia tiene que ser duro, pero no es más cierto que cada uno debemos vivir
nuestra propia vida aunque esta no sea del agrado de los que nos rodean.
Marimar
Chamorro González.
2 comentarios:
La vida del tío Braulio, cuántas veces hemos oído la historia en la cocina de la tía Juliana y cuántas veces al abuelo se le entristecía la cara al recordarle diciendo que era una persona inteligente y que daba la impresión que "se había pasado". Es de los casos en los que las familias lo tienen difícil para hacerse cargo, en aquellos años, sin medicación, como ahora, sin apoyos sociales... menos mal que quedaba la beneficencia. Yo siempre le pongo de ejemplo en alguna clase.
Saludos a todos los blogeros
Jesús
Buenos días, Juliana. Gracias por el relato que has hecho, muy bien escrito: enhorabuena. Mi apellido es Barrientos y mi familia paterna es originaria de Carbajal: me gustaria contactar contigo para buscar algún familiar muy lejano.
Mi email: fbb13@hotmail.com
Gracias.
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